Las dudas sobre el dólar también llegan a Vaca Muerta: entre la ventaja cambiaria y la incertidumbre energética

Una eventual devaluación podría abaratar costos en pesos y subir regalías, pero suma incertidumbre al futuro energético patagónico.

La tensión cambiaria que atraviesa a la economía argentina también golpea las puertas de Vaca Muerta, el corazón energético de la Patagonia. El futuro del dólar después de las elecciones reaviva un interrogante clave: ¿una devaluación fortalecería la competitividad del sector o sumaría más incertidumbre a un escenario ya inestable?

Según analistas, una eventual corrección del tipo de cambio tendría efectos mixtos. Por un lado, abarataría costos en pesos especialmente salarios y servicios locales y aumentaría los ingresos por exportaciones, lo que se traduciría en más regalías para las provincias productoras.

“Con una devaluación vas a tener una ganancia de competitividad, porque se licúan costos internos y algunos servicios podrían abaratarse hasta un 10%”, explica un especialista en logística de una petrolera con operaciones en la cuenca neuquina.

Sin embargo, los costos dolarizados, equipos, insumos importados, financiamiento, se encarecerían en la misma medida que el tipo de cambio, anulando parte del beneficio. “No habría un impacto significativo en la competitividad real del Oil & Gas”, sostiene Daniel Dreizzen, director de la consultora Aleph Energy.

Ganar por un lado, perder por otro

El impacto positivo podría sentirse sobre todo en las provincias, que cobran regalías en pesos sobre el valor en dólares del crudo y el gas. Pero el mercado interno podría resentirse: el traslado a precios no siempre es inmediato, y si los salarios quedan atrás, el consumo de combustibles puede caer.

En paralelo, la producción de gas, que se paga en dólares a través del Plan Gas, tiene un retraso de cobro de 60 días, lo que podría generar descalces si el tipo de cambio se mueve bruscamente.

La mirada desde el sur

En la Patagonia, donde la economía depende en gran parte de la actividad hidrocarburífera, la volatilidad del dólar no se lee solo en las pizarras, sino en los presupuestos de los municipios, en los sueldos del sector y en las proyecciones de inversión.

Francisco Uriburu, analista financiero, lo resume así: “Las petroleras se manejan en dólares, pero el problema es otro: la falta de previsibilidad, el costo financiero local y la necesidad de buscar crédito afuera. Lo que más preocupa no es el tipo de cambio, sino la inestabilidad macroeconómica”.

Mientras el país espera definiciones, Vaca Muerta vuelve a ser un termómetro del ánimo económico nacional: una oportunidad que sigue ahí, pero que necesita un horizonte más estable para desplegar todo su potencial energético.

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