La cadena de abastecimiento vinculada a Vaca Muerta volvió a ser el principal motor del sector minero argentino. Según el Índice de Producción Industrial Minero (IPI minero) del INDEC, la extracción de arenas, canto rodado y triturados pétreos subió 3,3% interanual en agosto y acumula un alza de 14,1% en los primeros ocho meses del año.
Este rubro es esencial para la actividad energética: las arenas de fractura son un insumo clave para la estimulación hidráulica de los pozos no convencionales. Aunque existen diferencias geológicas y logísticas entre regiones, el desarrollo del shale en Neuquén explica buena parte del impulso.
La extracción de arena común para construcción registró un fuerte salto del 44,8% interanual, impulsado no solo por la demanda energética sino también por obras industriales, viales y de infraestructura asociadas al clúster neuquino. En cambio, las arenas industriales y las gravas silíceas retrocedieron 16,9%, y las arenas de fractura cayeron 3,8% interanual, aunque mantienen un avance acumulado de 12% en el año.
La variación responde a los distintos ritmos de perforación y completación de pozos, que dependen de los precios internacionales, la disponibilidad de equipos y las estrategias de desarrollo por ventana geológica.
La logística sigue siendo un factor crítico: las arenas deben transportarse en grandes volúmenes hacia Neuquén. En los últimos años, crecieron las plantas de procesamiento y clasificación en la propia región, especialmente en Río Negro y Neuquén, lo que permitió reducir costos frente al modelo basado en arena importada. Aun así, la capacidad instalada sigue en expansión y el incremento del shale mantiene la presión sobre rutas, trenes y centros de transferencia.
En el contexto general, la minería mostró un crecimiento de 4,4% interanual en agosto y acumula una mejora del 3,5% en 2025. La extracción de petróleo crudo se destacó con un alza del 15,2%, mientras el gas natural subió 3,6%. Entre los minerales metalíferos, el oro y la plata impulsaron un avance del 5,7%, pero la extracción de carbón y turba cayó 54,6%, y los servicios de apoyo para petróleo y gas retrocedieron 17,2%.
En paralelo, los minerales destinados a la industria química, incluido el litio, crecieron 44,7%, con un salto del 49,3% en carbonato de litio. Tanto el litio como las arenas de fractura se consolidan como insumos estratégicos en las industrias de la transición energética y el desarrollo no convencional.







