En la madrugada de este miércoles, residentes del Complexo da Penha, en la zona norte de Río de Janeiro, trasladaron más de 60 cuerpos a la plaza São Lucas, tras ser hallados en la zona boscosa entre los complejos del Alemão y Penha, escenario de la operación policial más letal en la historia del estado. La Defensa Civil confirmó hacia el mediodía que la cifra oficial de muertos asciende a 132.
La abogada Flávia Fróes, presente durante la retirada, señaló que varios cuerpos tenían marcas de disparos en la nuca, puñaladas en la espalda y heridas en las piernas, describiendo la intervención como “la mayor masacre de la historia de Río de Janeiro”.

Entre quienes ayudaron a trasladar los cadáveres había menores y personas en situación de calle. Uno de los cuerpos fue hallado sin cabeza, transportada luego en una bolsa. Los cadáveres fueron alineados en la plaza mientras familiares y vecinos intentaban identificar a sus seres queridos, con escenas de llanto y desesperación.

El activista Raull Santiago explicó que la exposición de los cuerpos fue solicitada por los familiares para mostrar las condiciones en que fueron hallados, calificando la escena como “una de terror histórico en Brasil”.
La operación y el clima de tensión dejaron a las calles de Río prácticamente desiertas. Bares, restaurantes y avenidas habituales de la vida nocturna permanecieron cerrados, y la movilidad en puntos clave como la autoestrada Grajaú-Jacarepaguá estuvo restringida hasta primeras horas de la mañana.

Vecinos describieron un ambiente inusual y silencioso, similar al de los primeros días de la pandemia de COVID-19, con residentes evitando salir y negocios con mínima actividad. La situación evidencia el impacto profundo de la operación policial en la ciudad y la conmoción entre sus habitantes.
Fuente: Medios







