China concentra el 70% de las importaciones textiles y crece la preocupación en la industria local

Un informe de la Fundación Pro Tejer advierte que la desregulación comercial y el uso de plataformas digitales impulsaron el ingreso masivo de prendas chinas, con riesgos para el empleo, la producción nacional y la recaudación fiscal.

China ya representa el 70% de las importaciones textiles que ingresan a la Argentina, en un escenario marcado por la desregulación del comercio exterior y la expansión de plataformas digitales de venta directa. Así lo señala un informe de la Fundación Pro Tejer, que alerta sobre el impacto de este fenómeno en la industria local y en más de 500.000 puestos de trabajo vinculados al sector textil.

China concentra siete de cada diez prendas textiles importadas en Argentina.

El avance de China se aceleró en los últimos años. En apenas tres años pasó de representar poco más de la mitad de las importaciones textiles a concentrar siete de cada diez prendas que ingresan al país. Entre enero y octubre de 2024 y el mismo período de 2025, las importaciones chinas crecieron un 109%, frente a un aumento promedio del 89% del total importado. La concentración es aún mayor en algunos rubros: en tejidos de punto alcanza el 94%, en indumentaria el 71% y en confecciones terminadas el 68%.

Las importaciones de origen chino crecieron más de 100% en el último año.

El informe atribuye este crecimiento a dos factores principales. Por un lado, la eliminación de regulaciones comerciales que funcionaban como mecanismos de control, como las declaraciones juradas de composición, los valores criterio de importación y los controles de etiquetado y talles. Por otro, el uso intensivo del régimen courier y la expansión de plataformas digitales como Shein, AliExpress y Temu, que venden directamente al consumidor argentino mediante envíos de bajo valor y con menores exigencias aduaneras.

Plataformas digitales impulsan el ingreso de indumentaria importada de bajo costo.

Mientras tanto, otros países avanzan en regulaciones más estrictas. Francia aprobó una ley contra la moda ultrarrápida que prevé un eco-impuesto por prenda y restricciones publicitarias; la Unión Europea discute eliminar la exención impositiva a envíos de bajo valor; Estados Unidos eliminó el régimen de ingreso sin aranceles para paquetes menores a 800 dólares; y México comenzó a gravar con un 33,5% las compras en plataformas de países sin acuerdos comerciales.

El informe concluye que, aunque la ropa barata puede parecer un beneficio inmediato para el consumidor, el costo colectivo incluye pérdida de empleo, debilitamiento de la producción nacional y menor recaudación fiscal. Además, advierte que los consumidores reciben productos sin garantías de calidad, origen ni controles sanitarios o ambientales.

Fuente: Medios

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