Este lunes, los eclesiásticos y laicos destinados a participar en el Cónclave, aprobados por el Cardenal Camarlengo y los tres Cardenales Asistentes, suscribieron el juramento de confidencialidad en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, tal como establece la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis” n. 48.
Con estas solemnes palabras, los miembros del Cónclave sellaron su compromiso de mantener el secreto absoluto sobre el proceso de elección del nuevo Papa, que comenzará este miércoles:
“Yo N. N. prometo y juro observar el secreto absoluto sobre todo lo relacionado con las votaciones y los escrutinios para la elección del Sumo Pontífice, y me abstendré de utilizar cualquier instrumento de grabación, audición o visión durante el período electoral. Declaro que una infracción de este juramento conllevaría la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”.
El juramento se realiza en cumplimiento de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por el Papa Juan Pablo II el 22 de febrero de 1996.
El secreto es absoluto y cualquier violación de este principio se castiga con la excomunión automática, impuesta por la Santa Sede.
Participan en el Cónclave una extensa lista de personas, que incluye desde altos cargos religiosos hasta personal de apoyo, como el secretario del Colegio Cardenalicio, monseñor Diego Ravelli, siete ceremonieros pontificios, médicos, personal de limpieza y cocina, y hasta dos oficiales de la Guardia Suiza Pontificia encargados de la seguridad en la Capilla Sixtina.
Todos ellos recibieron una explicación detallada sobre el significado del juramento antes de firmarlo en presencia del Cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Santa Romana Iglesia, y dos protonotarios apostólicos.
Fuente: Medios
