El hallazgo de Huasi, un cóndor andino liberado en 2022 en Sierra Pailemán, generó conmoción en la Patagonia. El ave apareció muerta en cercanías de El Caín, en la provincia de Río Negro, y los estudios confirmaron la presencia de Carbofurán, un pesticida altamente tóxico prohibido en Argentina desde 2018.

La denuncia fue elevada al Ministerio de Ambiente, al Consejo Federal de Medio Ambiente, a la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos contra el Medio Ambiente (Ufima) y al Senasa, organismos que ya investigan el caso. Especialistas remarcan que, aunque la normativa nacional y provincial prohíbe expresamente los cebos envenenados, su uso persiste en zonas rurales como método ilegal para controlar predadores.
La Fundación Bioandina Argentina y el Programa Conservación Cóndor Andino lamentaron la pérdida y advirtieron que se trata de un golpe simbólico, Huasi formaba parte de un plan de reintroducción que, desde hace más de dos décadas, permitió que decenas de cóndores vuelvan a volar en libertad en la costa atlántica rionegrina.

El uso de venenos no solo pone en riesgo a una especie en peligro de extinción y símbolo cultural de Sudamérica, sino que además contamina ecosistemas y amenaza la salud humana. Por eso, organizaciones ambientales reclaman avanzar en leyes de trazabilidad y prescripción de agroquímicos, además de endurecer las sanciones penales por delitos ambientales.
El cóndor andino, una de las aves voladoras más grandes del mundo, puede alcanzar una envergadura alar de hasta 3,2 metros y cumplir un rol ecológico clave al alimentarse de carroña. En la cosmovisión andina es considerado un animal sagrado, símbolo de libertad y espiritualidad.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo clasifica como “Casi Amenazado” debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat y, principalmente, al envenenamiento con sustancias prohibidas como el Carbofurán.
Fuente: Medios