La dirigente opositora venezolana María Corina Machado afirmó este jueves que “se necesita coraje para luchar por la libertad”, durante una conferencia de prensa brindada en Oslo, donde acompañó la entrega del Premio Nobel de la Paz otorgado a su hija.

Machado también atraviesa un contexto personal y político excepcional. Tras haber permanecido meses en la clandestinidad, reconoció en diálogo con medios, que conoce “exactamente los riesgos” que implicó viajar a Noruega para recibir el galardón, pese a tener prohibido salir de Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro había advertido que sería considerada prófuga si abandonaba el país.
Su aparición pública en Oslo, en la madrugada del jueves, fue la primera desde enero. Saludó desde el balcón de un hotel y, entre escenas emotivas, se acercó a simpatizantes que se reunieron frente al Grand Hotel. Trepó una barrera de seguridad, saludó a la gente, lanzó besos y cantó junto a ellos mientras coreaban su nombre y registraban el momento con sus teléfonos.
Más temprano, su hija, Ana Corina Sosa, había recibido el Premio Nobel de la Paz en su nombre. El Instituto Nobel destacó la trayectoria de Machado por “su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia” en Venezuela.

La dirigente contó que hasta el miércoles no veía a sus hijos desde hacía casi dos años, luego de enviarlos al exterior por motivos de seguridad. En su primera entrevista tras la entrega del premio, reveló que se perdió momentos clave como sus graduaciones y las bodas de dos de ellos.
En su discurso público, Machado reiteró que “la paz es un acto de amor y la democracia es el sistema que trae paz a la sociedad”, y expresó su deseo de que “los hijos de Venezuela vuelvan a casa”. Señaló que el reconocimiento internacional es, en su opinión, “un homenaje al pueblo venezolano” y aseguró que mantiene expectativas positivas respecto al futuro de su país. “Estoy muy esperanzada por el futuro de Venezuela”, concluyó.
Fuente: Medios

