La Navidad volvió a dejar una postal preocupante en Comodoro Rivadavia. A pesar de la vigencia de la Ordenanza N.º 12.625, que prohíbe la pirotecnia sonora, durante la madrugada del 25 de diciembre se registraron estruendos en numerosos barrios, con consecuencias que incluyeron incendios, animales heridos y graves afectaciones a personas sensibles al ruido.
Según los registros oficiales y de organizaciones proteccionistas, se produjeron más de 20 focos ígneos, además de cientos de mascotas perdidas, atropelladas o muertas. La situación impactó con especial dureza en niños con trastorno del espectro autista (TEA), personas adultas mayores y vecinos con hipersensibilidad auditiva, que atravesaron episodios de angustia y crisis durante los festejos.
Frente a este escenario, vecinos y organizaciones sociales convocaron a una manifestación para exigir el cumplimiento efectivo de la normativa y avanzar hacia una política de “pirotecnia cero”. La protesta se realizará este lunes 29 de diciembre, a las 18 horas, en la plaza de la Escuela N.º 83.
Desde la organización de la marcha señalaron que el reclamo apunta a visibilizar el daño que provoca el uso de pirotecnia y a promover una convivencia más respetuosa. “El argumento para modificar la ordenanza se cayó en la primera Navidad”, afirmó la proteccionista Silvina Almirón, una de las impulsoras de la convocatoria.
Almirón detalló que las consecuencias fueron graves: “Hubo cientos de perros perdidos, muchos todavía no aparecieron. También hubo animales quemados”. En ese sentido, cuestionó que “el interés comercial parece pesar más que la tranquilidad y el bienestar de las personas y los animales”.
La referente recordó que el pedido por pirotecnia cero viene desde el año pasado y apuntó contra la falta de respuestas del Ejecutivo municipal. “Nos dijeron que se estaba hablando del tema, pero nunca más hubo definiciones”, señaló, y agregó que la flexibilización de la ordenanza no logró reducir el uso ilegal ni los daños.
“El resultado fue una Navidad que pareció un campo de batalla”, sostuvo. Según explicó, muchas familias debieron dedicar la noche a contener a personas con TEA o a calmar a sus mascotas, en lugar de celebrar. “Si el festejo daña al otro, deja de ser una celebración”, concluyó.

