Una vecina de Vicente López, en Buenos Aires, conoció a un hombre de Plottier que decía buscar una relación seria. Durante todo un mes, comenzaron a conversar a diario: compartieron fotos, charlas profundas, risas y deseos. Finalmente, ella decidió dar un paso más: viajó más de mil kilómetros para encontrarse con él.
El primer día en la casa de San Juan al 600 transcurrió con cierta normalidad. Hubo charlas, abrazos, tragos y algo de intimidad. Pero la noche siguiente, todo cambió. El hombre, bajo los efectos del alcohol y drogas, se volvió agresivo.
Agresión y falsas disculpas
Según consta en la denuncia policial, el agresor -identificado como Iván- golpeó a la mujer en el rostro y la sometió físicamente varias veces. Le dejó el ojo derecho inflamado, amoratado, con una herida abierta. Luego vino una etapa aún más peligrosa: el falso arrepentimiento.
Al día siguiente, ya más lúcido, el hombre le pidió perdón, le curó las heridas y le prometió que no volvería a pasar. Pero no la dejó ir. Le prohibió ir al hospital. Cerró la puerta. Cerró su libertad.
Aislada en una ciudad desconocida, sin red de contención ni medios para pedir ayuda, la mujer quedó atrapada. Los episodios de violencia se repitieron en los días siguientes: más golpes, encierro, gritos.
El escape y el llamado salvador
El viernes 30 de mayo, la víctima logró escapar. Corrió por las calles del barrio, golpeó puertas, pidió ayuda. Los vecinos de Avenida Zabaleta y San Juan la escucharon, la protegieron y llamaron a la policía.
Cuando llegó el móvil, la encontraron en estado de shock, con heridas visibles y casi sin poder hablar.
“Estaba golpeada, asustada, desorientada”, explicó el comisario Sergio Llaytuqueo, a cargo de la investigación. “Dijo que no la dejaban salir y que había sido agredida físicamente. Tuvimos que trasladarla al hospital porque no había ambulancias disponibles”.
Un llamado de alerta
El agresor, empleado de CALF, fue identificado y la causa quedó en manos de la fiscalía, que ya inició las actuaciones correspondientes. La mujer fue asistida, contenida y espera regresar a Buenos Aires para continuar con el proceso desde allí.
Este caso vuelve a poner en evidencia el riesgo que pueden representar las apps de citas cuando personas violentas se esconden detrás de perfiles aparentemente inofensivos. No es la tecnología el problema, sino quienes la utilizan para manipular, controlar y dañar.
Si sufrís violencia de género, llamá al 144. Es gratuito, confidencial y funciona las 24 horas.
Fuente: Medios
